Música
La música forma parte en mayor o menor grado de la vida de todas las personas. Canciones concretas están a veces asociadas a recuerdos que mantenemos vivos: tal vez de ir a bailar, o por haber cantado en un coro, tal vez de haber tocado un instrumento ...
Quizás para algunos son el recuerdo de otro tiempo en que la radio acompañaba las tareas del hogar o de los talleres; o incluso si retrocedemos un poco más, cuando las canciones se transmitían de padres a hijos. En las canciones encontramos los sentimientos expresados por la letra o por la música, por el ritmo, por las voces o los instrumentos que las interpretan.
Baste pues esto para afirmar que en unas personas con pérdidas de memoria importantes, con capacidades cognitivas deterioradas, con dificultades para comprender la realidad exterior y la propia, la de cada una de ellas, la música nos puede servir para conectar con una parte más íntima , más ligada a los sentimientos y sensaciones básicas y más duraderas.
A través de sesiones estructuradas que abarcan desde la audición de las piezas más popularmente conocidas hasta la música clásica, pasando por la familiarización con instrumentos, el ritmo, el canto, etc., se trabaja con la finalidad de conseguir mantener capacidades y aumentar el bienestar.
Estos son los objetivos de la actividad musical
1. Mejorar o mantener las habilidades de comunicación y expresión
2. Favorecer la interacción social
3. Reforzar habilidades y destrezas
4. Reforzar habilidades y destrezas
5. Trabajar y mejorar la respiración
6. Reducir la irritabilidad
7. Facilitar la conexión con las emociones
8. Favorecer la orientación en la realidad
9. Mejorar la calidad de vida
10. Ayudar en el duelo (proceso de pérdidas)